Desde hace unas décadas el tema de las pensiones en mi país está en boca de todos y es una signatura pendiente año tras año. Pues bien, en el fin de semana pasado he estado hojeando el estudio “Las Pensiones en España” (si quieres acceder al documento, clickea AQUÍ), editado y remitido por el Consejo General de Economistas (CGE), trabajo que ha estado dirigido por el catedrático de Economía, D. Guillem López-Casasnovas, que recientemente se presentó a los medios de comunicación con la participación del Secretario de Estado de la Seguridad Social, D. Octavio José Granado. En dicho estudio un equipo de reputados economistas de diferentes universidades españolas ha analizado el actual sistema de pensiones y su sostenibilidad. Y es que, según el CGE, España es uno de los países del mundo más envejecidos y en el que cada vez nacen menos niños. El comportamiento adverso de la demografía ibérica, con altos índices en el número de nacimientos en las décadas de los 60 y 70, seguido de descensos paulatinos desde la década de los 80 hasta hoy, ha propiciado un desajuste en el sistema redistributivo, que puede poner en peligro el modelo de prestación de las pensiones en España que rige en la actualidad.
López-Casasnovas constata la heterogeneidad de las respuestas de los expertos, ya que mientras que unos perciben la necesidad de financiar parcialmente las pensiones con impuestos, otros consideran que financiarlas de esta manera supondría romper el principio de contributividad y que sería mejor plantearse un ajuste de las pensiones en función de las disponibilidades. Igualmente, mientras que unos ven factible que una mejora del entorno económico pueda compensar una demografía adversa, otros lo consideran un elemento de probabilidad muy baja y entienden que la transición a un sistema de cuentas nocionales podría ser la vía. En cuanto a flexibilizar el sistema para hacerlo viable, algunos de los expertos creen que no tendría grandes ventajas; otros, por el contrario, estiman que cierta flexibilidad (compatibilización trabajo y pensión, subsidiación fiscal complementaria, etc.) podría contribuir a mejorar el aseguramiento del sistema de pensiones.
En base a esta disparidad de opiniones, el catedrático considera que “ciertamente no hay hoy en España una solución clara a la vista ni derivable de un solo instrumento. Se tratará de acompasar diversas medidas, ajustadas y ponderadas a cada situación, lo que requiere más debate técnico que diatriba política”. Así mismo, piensa que “sin una mayor concienciación social, ciudadana, de los efectos intergeneracionales de mantener la actual situación de las pensiones y de las consecuencias de algunas de las alternativas de reforma hoy postuladas, va a resultar imposible reorientar la deriva de inequidad contra las generaciones futuras a la que estamos abocados. Las pensiones son una parte, las transferencias generacionales se han de valorar desde el conjunto del gasto social”. Por último, estima que “el orden de magnitud del problema de las pensiones y de la demografía en España es tal que no resulta manejable ya para Comisiones como la que hoy representa el Pacto de Toledo en el debate partidista general”. “Hace falta pensar en otra estrategia”. Fuente de la información: CGE. Fuente de la imagen: portada del estudio. Este texto también se ha editado en el Sitio de Manuel, bajo el título "No existe una solución clara para las pensiones".