Anoche estuve en la presentación del número 245 de la revista, con formato de libro, “El Vino Historia, Arte, Literatura”, del autor Serafín Quero, catedrático de la Universidad de Dresde, experto gastrónomo y enólogo, que ha sido editada por Litoral. El acto tuvo lugar en las instalaciones del Museo del Vino-Málaga (Andalucía, España). Una vez finalizada la preceptiva exposición de autor, editor y Consejo, se agasajó a los numerosos asistentes con una copa de vino, catering servido por la división de hostelería y restauración de Sirio. Como no podía ser de otra manera, degustamos exquisitos vinos de Málaga y blancos y tintos de Sierras de Málaga. La velada fue amenizada por el grupo de jazz de María Victoria. Dice Serafín, en la presentación:
“Sin la presencia del vino no puede entenderse nuestra cultura occidental, herencia de ese conglomerado de tradiciones que, desde los imperios asirio y persa, pasando por Egipto, cristaliza en Grecia y Roma. El arte y la literatura, como no podía ser de otro modo, ha recogido esa tradición e incluso ha sacralizado el vino. Frescos egipcios que reproducen el pisado de la uva, esculturas o pinturas griegas que representan escenas de recolección, imágenes pompeyanas de Dionisos y de los cultos dionisíacos, mosaicos de varias épocas, representaciones paleocristianas, retablos góticos, cuadros barrocos, pinturas impresionistas o cubistas. El vino ha servido siempre como inspiración de artistas y escritores”. Mereció la pena trasnochar (imagen de la portada del número de la revista).
“Sin la presencia del vino no puede entenderse nuestra cultura occidental, herencia de ese conglomerado de tradiciones que, desde los imperios asirio y persa, pasando por Egipto, cristaliza en Grecia y Roma. El arte y la literatura, como no podía ser de otro modo, ha recogido esa tradición e incluso ha sacralizado el vino. Frescos egipcios que reproducen el pisado de la uva, esculturas o pinturas griegas que representan escenas de recolección, imágenes pompeyanas de Dionisos y de los cultos dionisíacos, mosaicos de varias épocas, representaciones paleocristianas, retablos góticos, cuadros barrocos, pinturas impresionistas o cubistas. El vino ha servido siempre como inspiración de artistas y escritores”. Mereció la pena trasnochar (imagen de la portada del número de la revista).