Fuente de la imagen: archivo propio |
En consideración a Juan Marsé, que nos ha dejado recientemente, en el fin de semana pasado he estado rehojeando “Rabos de Lagartija”[1]. Se escribe en la contraportada que los inolvidables personajes de la novela[2] obedecen a una tristeza y una estafa histórica muy concretas, pero también a la estafa eterna de los sueños, encarnada por las fantasmales apariciones de un padre libertario fugitivo y de un arrogante piloto de la RAF que, desde la vieja fotografía de una revista colgada en la pared, actúa como confidente del fantasioso David.
Dotada de una estructura narrativa sabia e imaginativa y mostrando cuán frágiles y ambiguos son los límites entre la realidad y la ficción, la verdad y la mentira, el Bien y el Mal, el amor y el desamor, con un lenguaje directo y translúcido que contrasta con la honda carga emotiva y moral que discurre por debajo de la trama, el libro corrobora la condición del autor como un “fuera de serie”. Parte de este texto también se ha editado en el Sitio de Manuel, bajo el título “La estafa eterna de los sueños”. Fuente de la imagen: archivo propio.
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[1] Marsé, Juan. Rabos de lAgartija”. Editorial Lumen. 2010.
[2] Como la entrañable y desgarrada pareja formada por el adolescente David y su perro Chispa, el enamorado inspector Galván, o Rosa Bartra, la hermosa pelirroja embarazada.