En el fin de semana pasado he estado hojeando The Leadership Handbook: 26 Critical Lessons Every Leader Needs[1], de John C. Maxwell, que traducido con mi inglés de los Montes de Málaga es algo así como “El manual de liderazgo: veintiséis lecciones críticas que necesita un líder”. Después de 17, 21… ya va por 26 lecciones. Esto promete. Bromas aparte, lo que no le quitan es que, según New York Times, Business Insider o Inc., esté considerado como influyente en cuestiones de liderazgo y formación en esas materias. A través del texto, intenta convencerme de que no tengo que ser un experto para entender lo que estoy enseñando, y tampoco tengo que ser un director ejecutivo para aplicarlo. Piensa que tengo muchas probabilidades de ser un líder, siempre y cuando esté en disposición de ofrecer bastante. Para ello, en primer lugar debo reconocer que mi credibilidad comienza con mi éxito personal, pero debe terminar con ayudar a otros a alcanzar el éxito.
Sigue aconsejándome John en que debo tomarme el tiempo y el riesgo para aproximarme a las personas y dejar que se avecinen, puesto que si estoy solo en el vértice de la pirámide, sólo puede significar que nadie me sigue y nadie me ayuda. Por otro lado, si yo solo puedo engendrar la visión que tengo de mi vida y de mi trabajo, entonces estoy reduciendo drásticamente mis expectativas de éxito, puesto que pocos logros importantes se han alcanzado trabajando en soledad. Igualmente, sólo si he seguido bien a otras personas, sabré como dirigir bien a otras personas, puesto que un buen liderazgo solicita un conocimiento perspicaz de las personas a las que sigo o he seguido en el pasado y de las personas que me siguen o me siguieron, estando siempre dispuesto a escrutar y, si procede, seguir la exhortación, consejo o visión de terceros, identificando dónde necesito progresar y comprometerme.
Para Maxwell, el liderazgo se desarrolla progresivamente, no en un solo día, de forma que, definiendo los instantes de mi vida, me transforma en la persona que soy y en la que me ven otros, por lo que es posible practicar las opciones y las previsibles elecciones sobre valores, relaciones… de manera que cuando llegue el momento de la verdad, sólo necesite tomar decisiones basadas en esos valores previamente practicados. Asimismo, lo que más necesito oír es lo que menos quiero oír. El mejor líder es el que "oye con las orejas”; así que si me regalan “críticas constructivas”, nada de ponerme en plan defensivo: todo lo contrario. Para finalizar esta referencia al libro, me recuerda el autor el principio de Pareto (el famoso 80/20), de forma que en todo momento pueda discriminar lo importante de la paja. ¡Ah! Y que el secreto para una reunión exitosa es la previa reunión para preparar la reunión (Fuente de la imagen: pixabay).
[1] Maxwell, John. The Leadership Handbook: 26 Critical Lessons Every Leader Needs. Editorial Thomas Nelson. 2015.