Después de devorar el último de la familia Stilton, regalo de un familiar, postrero de los viejitos también engullidos “La pequeña parroquia” y “El
príncipe y el mendigo”, decidí cambiarle de tercio al querubín y, en un
arriesgado giro, de la olvidada sección auto ayuda elegí “El caballero de la Armadura Oxidada”, de Robert Fisher (Si quieres acceder a un formato en pdf que he encontrado en Internet,
clickea AQUÍ), recordando sólo el final, cuando el caballero se desprende de su
pesada armadura, tras cruzar por una serie de castillos (conocimiento,
silencio, voluntad, osadía), luchar con los dragones Miedo y Duda y, finalmente,
alcanzar la cumbre de la verdad.
Ciertamente, hace unos años que dejé atrás los libros de
superación personal, pero después de la experiencia, reconozco que la fábula de Fischer
puede manifestar a un peque de nueve primaveras, cuestiones sobre el hábitat de esa
vida hueca y oxidada de algunas personas, debido a ese abandono o indiferencia
hacia las cosas sencillas pero trascendentales de la Vida. Su lectura se realizó
en un "plis plas". Le pregunté qué
personaje le había hecho meditar más. Duda, me respondió. Ahora me ha pedido “El
búho que no podía ulular”, pero ése no lo tengo. Te dejo el audio que he
encontrado a en Youtube, subido por Misterioseternos.