miércoles, 3 de junio de 2009

De los delitos y de las penas

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En ocasiones, un libro trasciende su tiempo y se convierte en un faro para las generaciones futuras. Tal es el caso de "De los delitos y de las penas"[1] de Cesare Beccaria (1764), una obra publicada anónimamente en 1764 que, como un trueno en la quietud, sacudió los cimientos de la justicia de su época y cuyo eco resuena con fuerza hasta nuestros días. Beccaria, con una valentía intelectual asombrosa, se atrevió a cuestionar las prácticas más arraigadas y crueles del sistema penal: la pena de muerte y la tortura. Para él, estas no eran herramientas de justicia, sino vestigios de una barbarie que deshumanizaba al hombre y que, además, se mostraban ineficaces para alcanzar la verdad o disuadir el crimen. Su visión era clara: el castigo no debía ser venganza, sino un medio para prevenir futuros delitos, aplicado con razón y no con saña. La genialidad de Beccaria reside en su propuesta de una justicia basada en la proporcionalidad de las penas. Clamaba por un sistema donde el castigo se ajustara de manera precisa a la gravedad de la ofensa, desterrando la arbitrariedad y el capricho del juzgador. Cada delito, una pena justa y previsible. Pero su obra no se detuvo ahí. 

Fue un precursor en la defensa de los derechos del acusado, abogando por un proceso transparente e imparcial, lejos de los secretos y las sombras, donde la persona señalada tuviera plenas garantías para su defensa. Escribe sobre la importancia de la ley escrita y clara, un faro accesible para la ciudadanía, que eliminara cualquier ambigüedad en la interpretación y aplicación de la norma. Y en una época donde la voz del pueblo era a menudo silenciada, Beccaria reconoció el poder de la opinión pública, convocándola a ser parte activa de la justicia penal. El impacto del libro fue notable, por la contundencia de sus argumentos y por encontrar un defensor de la talla de Voltaire, quien con su célebre "Comentario" (1776) apoyó la obra y amplificó su mensaje, llevándola a cada rincón de la Ilustración europea. Dos siglos y medio después, el legado de Beccaria es innegable. Su influencia se palpa en la abolición de la pena de muerte y la tortura en numerosos países, así como en la consolidación de los derechos fundamentales de los acusados. Este libro es un recordatorio poderoso de que la justicia debe ser, ante todo, humana, racional y equitativa.
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[1] Beccaria, Cesare (1764, 1776). De los delitos y de las penas. Ed. Alianza Editorial (2008).